LA MUTUA

Llamaron al timbre.

Debía ser el médico de la mutua.

Había tenido un pequeño accidente laboral: le había salpicado en los ojos un jabón y se los había irritado. El médico de la mutua había dicho que tenía que pasar 15 días con los ojos vendados para evitar problemas, pero su jefe no se lo había creído del todo. Había ido a verla justo después del accidente y decía que tenía los ojos perfectamente, un poco rojos, pero que no era como para darle una baja. Pero el médico se había puesto firme y haciéndole responsable de cualquier complicación. Al final, había recuado, firmando la baja de mala gana, pero avisándole que a los 10 días le iba a mandar a otro médico para ver cómo se encontraba.

Ella estaba bien. Su jefe tenía razón, el accidente no había sido para tanto, pero el médico y su jefe no se llevaban bien y al final había sido más un tema de cabezonería por parte de los dos. A ella le daba igual, si el médico le firmaba la baja, pues estaría de vacaciones unos días.

El único inconveniente es que durante todo ese tiempo había tenido que llevar una venda en los ojos. En un principio pensó en quitársela, pero como los ojos le escozían, razonó que a lo mejor el médico no estaba muy desencaminado y que sería mejor que sus ojos descansaran de la luz.

- Hola? -preguntó levantando el telefonillo…

- Vengo de MediPozas, de la mútua, para ver a… Linda, Linda Delmar.

- Pase -respondió, abriendo la puerta de entrada y dirigiéndose a la entrada para darle la bienvenida.

- Linda Delmar, supongo? -dijo él cuando ella abrió la puerta de su casa.

- Sí claro, había pensado ponerle las vendas a mi hermana para gastarle una broma, pero creo que no sería divertido… -sonrió intentó ser graciosa.

- Entiendo -respondió él en un tono que no demostraba no entender la gracia de la broma.

Pues empezamos bien. No sabía cómo era el tío, por la voz parecía joven, pero seguro que era uno de esos que se le subía el título a la cabeza.

- Si me indica donde se encuentra su habitación procederemos al examen -dijo él.

- Mi habitación? -preguntó ella sorprendida - No prefiere en el salón?

- Preferiría en su habitación. Tengo que comprobar un montón de cosas y lleva su tiempo. Me gustaría que estuviéramos tranquilos y que no hubiera interrupciones.

Bueno, sonaba razonable. Así que se dirigieron hacia arriba a su habitación.
Llevaba la venda en los ojos, pero sabía donde estaba el pasamanos, los escalones, dónde la mesilla del salón, la bolsa que había dejado su hermana hacía más de un mes, la esquina de la librería.

Parecía mentira, pero en aquella semana sus sentidos se habían agudazo.

Llegaron arriba.

- Muy bien. Ahora necesito que se siente en una silla y que se relaje -dijo el médico- .Le voy a hacer unas preguntas.

- Está bien.

Escuchó como abría el maletín y sacaba un libro, o libreta, o agenda. Después garabateó algo y le dijo:

- Es usted Linda, Linda Delmar.

- Sí.

- Trabaja en la factoría de Molter -ella asintió- . Y el pasado 18 de este mes sufrió un accidente mientras procedía a la limpieza de unos tanques -volvió a asintir.

Él le siguió preguntando sobre el trabajo, cómo había ocurrido el accidente, quién la había atendido, dónde, qué le habían recetado. Le preguntó hasta si bebía alcohol y si tomaba drogas.

El interrogatorio duró unos cinco minutos, al cabo de los cuales ella escuchó como apoyaba la libreta en su maletín, diciendo.

- Muy bien. Ahora vamos a comprobar el estado de los vendajes.

Ella cogió la silla que tenía delante del ordenador y la puso en mitad de la habitación, sentándose sobre ella. Mientras oía como él abría un pequeño maletín y sacaba algo que no pudo identificar por el sonido.

- Muy bien. Veamos como están las vendas.… -y notó como él se aproximaba hasta la silla por un lado.

- Eche la cabeza hacia un lado por favor -le pidió, haciendo una suave presión con su mano en un lado de su frente.

Estaba muy cerca de ella. Demasiado cerca para su gusto. Pero alomejor eran sus sentidos que la estaban traicionando. Ahora los tenía un poco más desarrollados, los estímulos se amplificaban y por eso ella recibía información errónea.

Notó como se aproximaba aun más sobre su lado derecho. Le estaba moviendo ligeramente la venda, tirando un poco de un lado, otro poco de otro.

- No se mueva ahora -le dijo.

Y se inclinó todavía aun más. Pudo notar como le metía toda su entrepierna contra su brazo derecho.

Iba a apartar su brazo y decirle algo, cuando se dio cuenta que no pasaba nada. Que los médicos y los peluqueros necesitaban situarse de aquella manera para trabajar. Eran cosas de su trabajo, no tenía porqué ponerse tan nerviosa, no pasaba nada.

O sí???

No se estaba frotando todo el paquete contra su codo?

Intentó concentrarse para averiguar si aquel pequeño movimiento que sentía en su brazo derecho, eran imaginaciones suyas o el tipo estaba restregando sus partes contra ella.

Pero antes de que pudiera aclararlo, él se apartó de su lado derecho, dirigiéndose hacia el izquierdo.

- Ahora comprobemos este lado, por favor no se mueva.

No se había acercado como antes.
Estaba demasiado suceptible. Era por culpa de su jefe, el muy tonto pensaba que estaba finguiendo y por eso ya había marcado a este pobre médico.

- Incline la cabeza hacia la izquierda, por favor -dijo.

Y de nuevo volvió a meterle toda la entrepierna en su brazo.

Era algo normal, no tenía porqué preocuparse. Lo haría automaticamente con todos sus pacientes y ni siquiera se daría cuenta.

Pero… es que se estaba frotando.

…O no?...

Sí, estaba frotándose.
Sí, casi podía estar segura de que estaba frotanto su miembro contra su brazo…. O eran imaginaciones suyas?? Daba la sensación de que lo movía hacia arriba y hacia abajo, es más daba la sensación de que cada vez se estaba endureciendo más, como si estuviera teniendo una erecci…

- La venda por los lados está bien! -dijo apartándose de su lado. - Ahora voy a comprobar la parte delantera. Le rogaría que se echara hacia delante en la silla. Es muy importante que no se mueva ya que se trata de una parte muy delicada y tengo que comprobarla con sumo cuidado. Voy a tener que aproximarme mucho, pero le rogaría que no se moviera - dijo con un tono profesional.

Qué tonta era. Se trataba de un médico, era un profesional, no tenía porqué obsesionarse tanto. Ni que fuera una niña pequeña. Era todo psicológico, era todo culpa de las malditas vendas.

Se echó hacia delante y se colocó en el borde de la silla. Un instante después notó como él se aproximaba hacia ella, moviendo ligeramente la parte de la venda que se encontraba encima de su nariz. Tenía su cuerpo pegado contra su costado izquierdo, muy pegado. Estaba apoyado contra su brazo, contra su codo, y algo le estaba rozando el pecho.

No te pongas nerviosa, se dijo. No pasa nada.

Pero es que fuera lo que fuera aquello que le tocaba el pecho estaba describiendo pequeños círculos siguiendo la aureola de su pecho. Era apenas imperceptible pero notaba como se movía.

Intentó retirarse ligeramente hacia atrás, pero se vio interrumpida por un:

- He dicho que no se mueva! - tajante y firme.

Ahora el moviento circular había parado, pero parecía que estaba haciendo presión justo contra su pezón. Muy poco, hacia adentro, un poco, un poco, un poco…

Y de prontó se retiró hacia atrás. Diciendo.
- Bien, parece que la venda está bien. Tendremos que cambiarla, pero mejor más tarde. Me gustaría ahora hacerle unas pruebas para ver cómo se han visto afectados sus sentidos por este desafortunado accidente.

- Primero vamos a empezar con el oido. Le voy a poner unos cascos y usted tiene que avisarme cuando escuche algo. Me basta con que haga un gesto o diga algo.

Cogió unos cascos de su maletín, y se los puso sobre las orejas.
Pasados unos segundos escuchó una melodía musical y ella dijo:

- Oigo música.

- Muy bien -respondió el médico parando la música y apuntando algo en una libreta- Otra vez más…

Escucho de nuevo otra melodía, esta vez un poco más baja…

- Oigo música - volvió a decir.

- Perfecto! Veo que no presenta ningún problema auditivo -dijo retirando los cascos de su cabeza, y garabateando algo más.

Por los sonidos que escuchó poco después dedujo que los volvió a introducir en su maletín.

- Ahora vamos a ver si se ha afectado de alguna manera el sendido del tacto. Le voy a dar una serie de objectos y usted debe tratar de identificarlos.

 - Está bien.

Por lo que podía percibir, el médico estaba revolviendo en su maletín. Al cabo de un momento le dijo.

- Este test tiene varias partes. Ahora va a extender las manos. Le voy a poner algo encima y quiero que usted me describa el objeto, centrándose principalmente en su forma, en su composición, en el tamaño y la temperatura que cree en que se encuentra. Puede emplear ambas manos.

Estiró los brazos y puso las palmas boca arriba.

Sintió como él le ponía algo sobre ellas.

Cerró sus manos y dijo:

- Es un cubo. Parece de madera. De unos 5 o 6 centímetros y está a temperatura ambiente.

- Muy bien! - dijo él complacido por la acertada descripcción y retirando el cubo de su mano -. Ahora voy a poner otro objeto, pero esta vez sólo va a poder emplear una mano para tratar de identificarlo. Por favor estire la mano izquierda.

- De acuerdo.

Un segundo más tarde situaba otro objeto sobre su mano. Lo cogió tanteándolo sólo con esa mano y dijo:

- Es una esfera de cristal, debe ser de unos 6 o 7 centímetros de diámetro, y está fria…

- Muy bien! Parece que el tacto de su mano izquierda es inmejorable. Veamos la derecha. Por favor estírela.

Retiró su mano izquierda hasta su regazo, estirando la derecha como él decía.

- Ahora para el comienzo de esta última parte del test es imprescindible que permanezca muy quieta. Va a tratar de averiguar lo que situo sobre su mano sin cerrarla… en caso de que no lo consiga sin cerrarla, podrá hacerlo, pero debe esperar a que yo le de la orden. Está claro?

- Sí, lo he entendido.

- Ahora no se mueva y mantenga la palma boca arriba.

Un instante más tarde notaba como algo caliente y suave se deslizaba muy pero que muy despacio por su palma.

Qué raro.

Ya sé, le está tocando con uno de sus dedos…

No…

Aquello era muy suave. Y estaba más caliente que una mano…

Seguía desplazándolo por el centro de su palma. Casi le hacía cosquillas, pero era tan suave y terso…

A lo mejor le estaba dando con el codo… pero no tenía sentido. Además eso estaba caliente.

- Es capaz de identificarlo? -preguntó el médico retirandolo de su mano.

- Ummm… estoy pensando… -respondió ella tratando de imaginarse qué narices podía ser aquello.

- Voy a darle otra oportunidad. No se mueva…

De nuevo lo sintió muy levemente en la base de la palma. Si al menos lo dejara quieto, pero lo movía muy despacio y casi le hacía cosquillas. Estaba demasiado caliente… quizás era un globo lleno de agua caliente… pero no podía ser, la textura era distinta, parecía más duro y más suave.

El problema era el movimiento, si no lo deslizara por su mano, si estuviera quieto, o si pudiera palparlo con toda la mano sabría lo que era.

- No puedo cerrar la mano? -preguntó ella y en ese mismo instante él retiro el objeto de su mano. Diciendo:

- Ni se le ocurra!! Es muy importante que siga todas mis isntrucciones, si no los test no tienen validad ninguna. No sirven de nada.

- Está bien -respondió ella desconsolada.

Ella podía escuchar como garabateaba algo con un bolígrafo. Probablemente estaría apuntando todos los resultados de las pruebas.

- Pasemos al siguiente test - dijo él dejando de escribir -se trata del sentido del olfato. Le voy a aproximar una serie de elementos a su nariz y quiero que usted los identifique.

- Ahora quiero que no se mueva, le voy a acercar el primer objeto.

Inspiró, notando como la nariz se llenaba del inconfundible aroma de la fresa. No el de la fresa natural sino un perfume de fresa. Pero era fresa, estaba segura.

- Es fresa.

- Bien. Vayamos con el segundo objeto -dijo retirando la colonia.

Volvió a inspirar y esta vez el olor era el de la piña. Inconfundible.

- Huele a piña -dijo orgullosa.

- Muy bien. Veamos este otro.

Ella inspiró pero no notó nada. Quizá no lo había puesto todavía. Le dio la extraña sensación de que él se estaba aproximando a ella. Sí, lo debía estar colocando debajo de su nariz.

Inspiró y notó un olor que no supo identificar.

Volvió a inspirar y sintió algo dentro de ella… era un olor primitivo. Un olor suave, pero que te invadía. Era una mezcla entre sudor y feromonas masculinas.

- No es capaz de identificarlo? -preguntó él.

Ella volvió a inspirar y las ventanas de su nariz se llenaron de aquel aroma.

- No… -dijo con timidez. No iba a decir que le olía a sexo. Pensaría que ella estaba loca. Loca y salida. No, no diría nada… Pero al menos podría preguntarle qué es lo que le había acercado a la nariz. Así que le dijo:

- Qué era esto último?

- Lo siento, no puedo decírselo. Influiría en el resultado de las pruebas. -y cogiendo de nuevo su bolígrafo empezó a escribir en su libreta.

- Bien. Ahora vamos a comprobar su sentido del gusto. Va a abrir la boca y yo voy a darle una serie de sustancias que usted debe identificar. Quiero que me diga el sabor y la temperatura que le transmite. Hay algún alimento o bebida a la que sea alergica o intolerable?

- No me gusta el ajo!! -dijo ella temiendo que le fuera a poner un trozo en la boca- Ni la cebolla cruda!!

- No se preocupe por eso -respondió él en tono jovial- alguna cosa más?

- No, que recuerde ahora mismo…

- Bien. Ahora quiero que abra la boca y saque la lengua. Para no tocar los alimentos y mantener la higiene al máximo, los voy a poner encima de un porta-alimentos, justo en la punta. Luego voy a colocar el porta-alimentos en su su boca, por lo que le voy a rogar que no se mueva o podría hacerle daño. Entendido?

- Sí, claro -mejor así, pensó, no le gustaría que estuviese manoseando un trozo de comida antes de metérselo en la boca.

- Como comprobará a continuación el porta-alimentos está caliente, pero no se preocupe, es parte del experimento, para comprobar los contrastes de temperatura.

Vamos con el primero. Abra la boca y saque la lengua.

Ella escuchó como abría una tapa, y pasados unos segundos notó que algo se le aproximaba a su boca.

Sintió como algo caliente le rozaba la punta de la lengua. Qué raro. Eso era el porta-alimentos? Estaba caliente, muy caliente y era grande. Hizo un pequeño movimiento con la lengua pero él la interrumpió diciéndole:

- No se mueva hasta que yo le avise!

Ella se quedó inmóvil, con la boca abierta. Notando como aquella cosa caliente se deslizaba por encima de su lengua. Iba demasiado despacio, demasiado lento, como si estuviera disfrutando con cada milímetro que recorría.

Pero antes de que pudiera notar algo más, aquello dejó sobre sus labios una sustancia fría, retirándose en ese mismo instante.

- Ahora ya puede decirme de qué se trata.

Cerró la boca y con un poco de aprensión paladeó aquello. Era mermelada!!! De melocotón si no se equivocaba!!

- Es mermelada dulce de melocotón!

- Y la temperatura? -preguntó él.

- Está fría.

Claro, era por eso por lo que el decía que porta-alimentos estaba caliente: seguro que era necesario crear un contraste para saber si su sentido del gusto era capaz de diferenciarlo. Qué tonta había sido al pensar que le estaba poniendo otra cosa sobre su boca. No volvería a desconfiar de él.

- Abra de nuevo la boca y saque la lengua por favor.

Obedeció.

De nuevo aquella cosa caliente le tocó. Pero esta vez fue sólo la punta de su lengua, muy suavemente, apenas rozándola, se retiró y volvió a poyarse en ella, deslizándose desde la punta hasta poner toda su superficie sobre la lengua.

Ahora daba la sensación de que el porta-objetos estaba incluso un poco más caliente que antes. Era suave y parecía que estuviera recubierto un tipo de piel, que probablemente sería una funda higiénica de latex. Cuando lo arrastraba por su lengua, notaba como aquella piel o película, o lo que fuera, se deslizaba ligeramente hacia atrás.

Ahora estaba haciendo más fuerza que antes contra su lengua, y ella tuvo incluso que contrarestrarla un poco levantando la punta.

Esta vez daba la sensación de que el porta-objetos se movía hacia delante y hacia atrás, restregando toda la parte inferior contra su lengua.

- Un momento por favor, es que no consigo que se desprenda esta prueba del porta-objetos -dijo él, justificando el movimiento -no se mueva por favor.

Él seguía moviendo el porta-objetos hacia delante y hacia atrás sobre su lengua, haciendo presión y cada vez un poco más rápido. Hasta que de pronto sintió como dejaba otra sustancia en su lengua.

La metió en su boca, paladeándola: estaba fría también, pero era un poco más compacta que la mermelada… Parecía como si fuera una cuajada… o… ah! no, era chocolate, una especie de yogurt o natilla de chocolate.

- Es chocolate! -dijo ella -y está frío.

- Muy bien. Veo que es capaz de reconocer perfectamente los sólidos, ahora vamos a probar con líquidos, a ver si se desenvuelve tan bien. Por favor saque la lengua y no se mueva. Voy a echar sólo un par de gotas sobre su lengua.


Volvió a apoyar el porta-objetos sobre la punta de su lengua. Tenía que haber un motivo por el cual lo movía tan despacio, era como si se deleitara en arrastrarlo por ella, como si disfrutara al ver como el calor le inundaba la lengua. Seguro que estaba todo estudiado y era necesario para que las papilas gustativas se acostumbraran.

De pronto notó como caían unas gotas casi en su boca. Y él retiró el porta-objetos.

Cerró la boca y paladeó aquello…

Era un poco ácido….

… Y dulce…

Ah! ya sabía!!!

- Es zumo de limón! -dijo mostrando demasiado entusiasmo.

- Bien. Me alegro de que le guste. Vamos con el siguiente. Abra la boca y saque la lengua.

Volvió a poner aquello sobre su lengua. Moviéndolo hacia delante muy despacio Haciendo un poco de fuerza para que el roce fuera mayor. Pero esta vez era distinto, lo lo estaba llevando más lejos que antes, si seguía así llegaría a metérselo en la boca. Y aquello parecía grande, no quería que se lo metiera en la boca.

De pronto el porta-objetos rozó contra uno de su labios y ella notó como una sustancia húmeda se quedaba en ellos. Era apenas imperceptible, ni siquiera una gota, pero notaba la humedad allí.

- Perdón -dijo él- quería echar las gotas sobre la lengua, pero le he dado en el labio.

- Pero no se preocupe, tengo más muestras aquí. -dijo retirando ligeramente el porta-objetos hacia atrás.

Al cabo de un segundo, notó como una gota le caía sobre la lengua.
Era muy poca cantidad, mucho menos que el zumo de limón, aquello apenas se notaba, no sabría si sería capaz de identificarlo. Metío la lengua dentro de la boca y lo saboreó…

Estaba caliente…

Qué raro…

No reconocía aquel sabor.

Era algo conocido, porque había algo que le recordaba, pero no sabía en esos momentos qué podía ser.

De pronto le vino algo a la cabeza… pero no podía ser.

Parecía pis…

Pero era IMPOSIBLE.

No, qué tonta era!!! Lo que pasa que con el zumo de limón de antes, y quizás al darle en los labios, pues estaba confundida. Cómo le iba a echar una gota en la boca!!! Vamos era lo más absurdo del mundo. Ahora ya sólo faltaría que le dijera al médico “sé lo que me acaba de echar: es meo”... Entonces sí que pensaría que tomaba drogas, pensó sonriendo.

- Es capaz de identificarlo? -preguntó él.

- No, no llego a darme cuenta. -dijo ella.

- Entiendo. Voy a volver a repetir este último test, ya que antes le di en los labios, y eso ha podido alterar el resultado. Así que voy a repetirlo. Abra la boca por favor.

Apoyó de nuevo aquello en su boca, ahora parecía más grande y más caliente. Hasta le daba la sensación de que latía ligeramente. Pero no podía ser. Es por eso por lo que no daban ninguna pista, ni repetían los test. Uno se imaginaba cosas que no debía y al final se montaba uno mismo una película.

Lo movío hacia delante, pero no tanto como antes. Después retrocedió un poco. Estaba mucho más caliente, casi notaba el calor que desprendía en su boca y en su rostro. Y además ahora parecía una roca maciza, mucho más duro que antes.

- Ahora recline un poco la cabeza para atrás y levante la lengua una pizca. No quiero que pase lo de antes.

Ella obedeció y a medida que alzaba la lengua, él retiró aquella cosa de su boca, muy lentamente, hasta dejarla apoyada en la punta de su lengua. El contacto era muy débil, pero lo sentía allí en la punta de su lengua.

Y de pronto sintió como otra pequeña gota le caía en la lengua. Era una gota insignificante, muy poco, no sé como pretendía que averiguase algo con tan poquita cantidad.

Se lo llevó hasta dentro de la boca y lo paladeó con atención.

Estaba caliente…

Pero no era capaz de identificarlo. No era un sabor muy fuerte, ni desagradable, pero era intenso y extraño. Aun sentía su contacto en la lengua.

- Sabe de qué se trata? -preguntó él.

De nuevo le vino la idea de la orina a la cabeza, pero la borró de inmediato. No quería volverse loca. Aquello había sido algo descabellado.

- Tónica… creo… o Bitter Kas… no estoy segura… -dijo ella soltando lo primero que se le venía a la cabeza.

- Y la temperatura?

- Caliente… -respondió un poco avergonzada. Tónica caliente? Bueno, a lo mejor, precisamente lo hacían para engañar al paciente.

- Entiendo - dijo él cogiendo su cuaderno y apuntando algo.

Pasados unos minutos la sorprendió con la siguiente pregunta:

- He podido comprobar que tiene el pelo un poco grasiento. Hace cuando que no se lo lava?

Menuda pregunta, y a él qué le importaba cúando se lavaba la cabeza?

- No me la he lavado por la venda. No quería mojarla.

- La higiene personal es muy importante -respondió con tono autoritario y con lo que parecía un toque de enfado- es fuente de infecciones y enfermedades. Va a tener que lavarse la cabeza.

- Está bien. Ya me la lavo esta noche -respondió ella con desgana.

- No. No me refiero a que va “a tener que lavarse la cabeza cuando usted quiera”, sino a va a tener que lavarse la cabeza ahora -dijo él seco.

- Ahora!!?? y la venda??

- Por eso digo ahora, porque estoy yo aquí y le ayudaré con la venda para que no se la moje y no pase nada.

- No se preocupe, ya aviso a mi hermana y esta noche me lavo la cabeza sin falta.

- Qué parte de tiene que lavarse la cabeza AHORA, no ha entendido? -dijo él y definitivamente estaba enfadado -. Acasosu hermana tiene los conocimientos necesarios para vendar heridas oculares? Es que quiere que presente un informe negativo conforme está tratando de engañar a su empresa y a la mutua?

Bueno tampoco era para ponerse así. Si quería que se lavara la cabeza ahora, pues se la lavaría.

- No se preocupe -respondió ella un poco enfadada también- vayamos al baño y ya me lavo la cabeza.

Entraron en el baño y se aproximó a la pileta.

Un instante después escuchó como él encendía la luz.

- No pretenderá lavarse la cabeza ahí? -preguntó él.

- Claro, dónde sino? -dijo ella.

- Vamos a ver, veo que no ha limpiado esa pileta desde hace una semana, apenas le cabe las manos y pretende lavarse la cabeza. Por favor. Se la va a lavar en la ducha.

- En la ducha?? -cómo se la iba a lavar en la ducha. Qué era un mirón o qué, qué pretendía que se desnudara delante de él y con la excusa de lavarle la cabeza la podría ver desnuda?? Qué se había pensado que era ella?

- Qué cree que quiero verla desnuda y aprovecharme de la situación? Es eso por lo que no quiere meterse en la ducha? -respondió él con sorna - Póngase un traje de baño y métase en la ducha. Soy un médico, no es la primera mujer desnuda que veo.

Ops, tenía razón. Qué tonta había sido de nuevo. Pero es que la pregunta de si se lavaba la cabeza no le había gustado. Había sido casi como llamarla guarra y a partir de ahí ella se había enfadado. Pero tenía razón. No pasaba nada, además hasta le apetecía lavarse la cabeza, y si él vigilaba el vendaje, pues mejor.

Aunque le daba un poco de vergüenza tenía que pensar que se trataba de un médico. Era como ir al ginecólogo, era un profesional.

- Voy a mi habitación a por el traje de baño -dijo ella tratando de sonar con un tono amable y amistoso.

- Está bien.

Entró en su habitación cerrando la puerta tras de ella. Quería ponerse un bañador completo. Pero ahora no recordaba dónde lo había metido, los que tenían eran todos bikinis. Cogió el primero del cajón, era uno negro con unas bandas blancas, le quedaba un poco pequeño, pero estaba bien, no transparentaba y era recatado.

Se desnudó dejando la ropa sobre la cama: un chandal y una camiseta. Se ajustó bien los pechos dentro del bañador, ya que no quería parecer provocativa y salió dejando la puerta abierta.

- Ya está. Voy al baño a abrir el agua. Aun tarda un rato en salir caliente -dijo ella dirigiéndose hacia el baño.

- Bien. Voy a coger una bata impermeable. - dijo él mientras ella oía como él rebuscaba en su maletín.

Abrió el grifo del agua caliente. Tardaba un minuto más o menos en salir templada. Qué pena que esa ducha no tuviera una alcachofa, sino podría lavarse sin meterse dentro de la ducha.

- Permítame ayudarla a entrar - dijo él ,dándole la mano.

Ella entró en la ducha, el agua ya estaba templada.

- Cómo hacemos ahora? -preguntó ella.

- Póngase de espaldas a mi y mójese la cabeza lentamente, deje caer el agua sobre ella, pero no con mucha fuerza. Yo desde atrás le sujetaré la venda para que no se le caiga.

- Pero se va a mojar! -dijo ella sorprendida.

-Sí, no hay problema. Luego la tenemos que cambiar de todos modos, así que no pasa nada por que se moje. Lo más importante es que el chorro de agua no sea muy fuerte y que no le caiga directamente sobre la venda.

- Vale. Lo he entendido -dijo ella.

Ella se metió debajo del chorro de agua, agradeciendo el agua sobre la cabeza. Notó como él sujetaba la venda desde detrás de ella, fuera de la ducha.

El chorro era débil, así que notaba el agua como caía sobre su rostro, descendiendo después por sus pechos, espalda y piernas. Era una sensación agradable. Era fácil olvidar en esos momentos que detrás de ella había un médico de la mutua.

De pronto le pareció notar como si un pequeño chorro de agua le cayera encima del bañador justo en el culo. Había sido como si saliera con presión, como una pequeña ráfaga… qué tontería.
Ella siguió disfrutando del agua. Era como si la envolviera en un cálido abrazo. Le apetecía darle más presión, pero el médico había dicho que…

Sus pensamientos se vieron interrumpidos nuevamente. Lo había sentido de nuevo. Esta vez había sido un poco más. Le había dado en el bañador, y ahora notaba como le caía por las piernas. El líquido parecía un poco más caliente que el agua que estaba saliendo de la ducha…

No tenía sentido. Se estaba imaginando cosas que no eran. Al igual que antes.

Se echó un poco más para delante, dejando que el chorro de la ducha le cayera por la espalda. Lo sintió recorrerle la columna, llegar hasta su bañador y bajarle por sus muslos.

Pero entonces lo notó de nuevo. Ahora aquel líquido le daba en los muslos, estaba caliente, le mojaba el muslo derecho y luego el izquierdo y luego el bañador, justo en el culo.

Debía ser que el agua se acumulaba en el bañador y luego descendía por encima… o algo así.

Pero no podía ser porque el chorro se movía, y estaba mucho más caliente!!

Antes de que pudiera pensar más, él dijo:

- Dese la vuelta ahora. Le ayudare con la parte de alante.

Ella obedeció con gusto. Sea lo que fuera aquello seguro que desaparecía al darse la vuelta. Con los nervios de la ducha, del médico y de la mutua se estaba poniendo nerviosa y su mente le estaba jugando malas pasadas.

Por un momento había llegado a pensar que el médico le estaba haciendo pis aprovechándose de que ella no se daba cuenta. Hasta dónde llegaba su imaginación! Pero claro, como antes se había imaginado que le había dado orina para beber, pues claro, una cosa con la otra y ya ves.

Se dio la vuelta poniéndose de cara a él. Notando como el agua le caía sobre el pecho.

- Si hace el favor de arrodillarse, podré sujetarle mejor la venda en la parte delantera. Tenga cuidado al agacharse, no quiero que se resbale.

Ella se agarró al borde de la ducha y se arrodilló notando como el agua le caía ahora desde más altura sobre la espalda. Él puso sus manos sobre la venda y comenzó a ajustarla, apretando el nudo un poco más.

- Ahora deje caer el chorro sobre su cabeza. La venda está bien sujeta -le dijo.

Ella obedeció con sumo gusto. El chorro de agua era muy débil, pero al caer desde un poco más de altura, era una delicia. Dejó que le diera de lleno en su cabeza, disfrutando.

Pero en esos momentos volvió a notar como una ráfaga de agua caliente le caía sobre el pecho derecho.

No le hizo mucho caso ya que pensó que era el agua que al caer desde más arriba estaba salpicando. Pero cuando otra vez sintió ese calor sobre el pecho izquierdo, se dio cuenta de que no podía ser eso.

Sentía como aquel líquido caliente que le había dado en el bañador le resbalaba por la tripa.

Se echó para atrás imperceptiblemente para que el chorro de agua le cayera entre los pechos. Quería estar atenta, estaría con todos sus sentidos alertas para tratar de averiguar que era eso que la estaba empapando.

De nuevo volvió a su posición original y el agua le cayó sobre la cabeza.

Fuera lo que fuera ahora descubriría lo que era.

- Levántese. Voy a abrir un poco más el agua -dijo él- El chorro es muy débil y no está cumpliendo su función.

Mecachis en la mar! Ahora que estaba preparada.

Se levantó, quedando de cara a él.

Al momento sintió como el caudal del agua aumentaba, aunque él no había abierto el grifo del todo.

Esto si era un ducha.

Dejó que el agua arrastrara la tensión y las sospechas. Ahora si que la envolvía por completo. Le caía por la espalda y por el pecho, por los hombros, por los brazos, y por las piernas también…

Pero notó algo en el bañador.

Era como si un chorro caliente le estuviera dando en el bañador, justo donde tenía su sexo. Apenas imperceptible, una presión mínima, pero le estaba dando allí… o no?
Daba la sensación de que paraba un segundo y luego volvía a mojarla allí. Además notaba como luego le bajaba por entre las piernas, y por sus muslos… o eran imaginaciones suyas…

Podría ser que estuviera haciendo pis encima de su bañador? No, no tenía sentido ninguno! Quién iba a hacer esas cosas?

Pero es que lo notaba. Ahora incluso hasta le parecía sentir como estaba atravesando el bañador. Le estaba echando tanto en el mismo sitio que estaba empapando la tela, y estaba traspasando al otro lado…

No podía ser cierto. Sus sentidos la debían estar engañando. Verse en la ducha con un desconocido la estaba haciendo delirar.

O no?...

Sí, la tela de su bañador estaba empapada, y ahora sentía como unas pequeñas gotas se desplazaban por su piel, si seguían bajando llegarían hasta sus labios.

Nadie podía sentir eso con tanta exactitud. Debía estar imaginándolo todo. El cambio del chorro en el agua es lo que provocaba que su bañador se empapara, simplemente era eso.

Pero es que notaba ese calor. Ahora había llegado a sus labios y la estaban mojando.

- Bueno. La ducha se acabó! -dijo él sacándola de su ensimismamiento y cerrando el agua.

- Tome, aquí tiene una toalla -dijo ofreciéndole una. - Tenga cuidado al salir.

Quería que él se marchara. Sea lo que fuera lo que había pasado en esa ducha no le había gustado. Así que era mejor que ese médico se fuera de una vez por todas. Estaba pensando cómo se lo iba a decir cuando escuchó:

- Bueno, yo ya he terminado. Vamos a cambiar la venda, me firma los papeles y me marcho.

- Perfecto -dijo con alivio secándose y dirigiéndose a su habitación para quitarse el bañador y ponerse la ropa que llevaba antes.

Cerró la puerta y pensó que era mejor así. Que se fuera de una vez por todas. No quería volver a verlo. Tampoco quería enfrentarse con él. Además si le quitaba la venda podría verle la cara. Mirándole a los ojos descubriría todo, sabría si habían sido imaginaciones suyas y el tipo era de fiar o por el contrario se trataba de un aprovechado.

Se puso el pantalón del chándal, la camiseta y al salir de su habitación, escuchó como él le decía:

- Si hace el favor de sentarse en la silla le quitaré la venda.

Ella se sentó.

- Si hace el favor de poner las manos detrás de la espalda se lo agradecería -le pidió.

Ella obedeció pasando las manos detrás de la silla. Cuanto antes acabaran con todo aquello mejor.

De pronto notó como él le cogía las muñecas y las sujetaba una a la otra con una especie de brida, o de velcro. Intentó separarlas de la silla, pero estaban sujetas también. Él debía haberlo preparado cuando ella se estaba cambiando en su habitación.

- Pero qué está haciendo -preguntó ella, tratando de no mostrar en su voz el enfado que sentía.

- No se preocupe. Al quitar la venda la luz que percibe la retina suele ser muy intensa y la reacción natural de los pacientes es la de llevarse las manos a la cara. Es por su seguridad por lo que la estoy atando -y terminando de decir esto, le cogió el tobillo derecho y lo sujetó con esos velcros a la pata derecha de la silla.

- Eso que acaba de decir no tiene mucho sentido! -ahora ya no le importaba que él se diera cuenta de que estaba enfadada.

Ignorándola, él le cogió el tobillo izquierdo y repitió la misma operación sujetándolo en la pata izquierda de la silla.

- Suélteme ahora mismo! Voy a hablar con mi jefe y le voy a contar lo que está pasando aquí!! -dijo intentando mantener la calma.

- Sí, dijo él. Hable con su jefe. Vamos a decirle cómo está tratando de engañarle, como está tratando de aprovecharse de la empresa, sacando dinero a la compañía.

- Pero qué esta diciendo? Se ha vuelto loco?

- No, la que se ha vuelto loca es usted. Pretendía coger quince días de baja por una salpicadura de jabón? Pretendía vendarse los ojos y hacernos creer que no veía? Lo que le calló a usted en los ojos no era mas que un jabón “hipoclorado” que no hace daño a la vista, es más (y rebuscó algo en sus papeles) aquí tengo el nombre: PixiClin, tengo los albaranes de compra de su empresa, tengo los informes toxicológicos y lo único que hace es una ligera irritación momentánea al contacto con los ojos. Así que no me venga de listilla.

- Pero si el médico de la empresa me dijo…

- El médico de su empresa -le interrumpió él- ya no trabaja allí. Ha sido despedido por incompetente y están pensando si presentar una denuncia por negligencia. Así que no me hable del médico de su empresa.

Vaya, aquello estaba dando un giro inesperado.

- Ya conozco a la gente como usted -continuó el médico- . Quiere aprovecharse de su empresa a toda costa. Es una jetas, con la cara muy dura. Su jefe ya la tenía calada, por eso me ha mandado a mi. Para que le enseñe una lección -y a medida que hablaba notaba como se estaba aproximando-. Me ha pedido que le enseñe una lección que no olvide, algo para que se lo piense dos veces la próxima vez que se le ocurra hacer algo similar.

Y de pronto notó como él puso sus manos encima de sus pechos.

- PERO QUÉ HACE!!!! -dijo enfadada retirándose hacia atrás y apoyando la espalda contra la silla - Suélteme ahora mismo si no quiere que le denuncie por acoso.

- Ja… ja… ja…. -él se estaba riendo. Y la risa no parecía falsa, ni forzada…

- Me parece bien, pero antes de denunciarme, tenga en cuenta dos cosas: la primera es cuando le pregunten por mi descripción. Qué les dirá… es un tipo alto… bueno, o tal vez bajo, y parecía rubio o quizás moreno… o puede que… ja…ja… ja..

Tenía razón. No sabía cómo era. Sólo había escuchado su voz!!!

- Y después de darles esa detalla descripción, me gustaría que les enseñara este video -y el retrocedió hasta su maletín, cogiendo algo.

Pero qué estaba diciendo? Definitivamente se había vuelto loco. Ahora estaba hablando de vídeos? Serían vídeos porno porque otr…

Pero ella se quedó de piedra cuando escuchó:

“Es mermelada dulce de melocotón!”

Era su voz!!!! Él le había grabado sin su permiso.

- Y a ver qué le parece esta parte, y tras un segundo ella escuchó:

“Es chocolate!”

- Cuando les enseñe que me ha estado chupando la polla creo que no le van a hacer mucho caso. Y además se le nota en la cara que no le disgustaba mucho.

NO ERA POSIBLE!!!!

Su mente le estaba diciendo que sí, que era cierto, pero ella se negaba a aceptarlo. Aquel porta-objetos del que hablaba, que tanto le había extrañado en un principio… No era posible que le hubiera estado restregando su pene por toda la lengua… No era posible…

- De todas formas la parte que más me gusta es esta… espere un segundo que avanzo la grabación…

Y al cabo de un segundo escuchó la voz de él en la grabación:

“Si hace el favor de arrodillarse, podré sujetarle mejor la venda en la parte delantera. Tenga cuidado al agacharse, no quiero que se resbale.”

También se escuchaba el agua de fondo, muy débil.

-Espere… ahora viene la mejor parte! -dijo él- se ve perfectamente como me cojo la polla con mi mano, se la pongo en sus pechos y comienzo a mearle encima… me encanta… es usted una salvaje, no sabía que te iban este tipo de juegos sexuales. Tenía carita de niña buena, pero ya veo que me equivocaba. Si se lo enseño a sus compañeros de la oficina van a tener de que hablar un buen rato.

Estaba confundida. Se había quedado sin palabras. Al final no estaba engañada y todo aquello que había imaginado era cierto.

Y ahora no podía hacer nada. La tenía en sus manos. La podía acusar de fraude, y ella no podía denunciarle por acoso… quién iba a creerla? No sabía que hacer.

- Pero no se preocupe. Yo sólo he venido a enseñarle una lección - el tono de su voz había cambiado completamente- No vamos a presentar ninguna denuncia, no vamos a despedirla, ni nada de eso. Sólo queremos que pida el alta mañana y siga trabajando.

- Está bien -dijo ella aliviada. Sonaba razonable. Más que razonable.

- Sólo tiene que ser una niña buena conmigo durante un rato y aquí no ha pasado nada -se le estaba acercando- nadie sabrá nada…

Y de pronto notó como él le cogía la parte de abajo de la camiseta y empezaba a levantársela muy despacio.

Dejó su ombligo al aire, después su tripa y por último su sujetador, dejando la camiseta remangada encima.

Le puso las dos manos encima de sus pechos. Y los apretó suavemente. Una y otra vez, masajeándolos. Después metió el dedo por dentro del sujetador buscando sus pezones. Muy despacio, con cuidado.

Cuando llegó hasta ellos hizo una ligera presión, y comenzó a rodear las aureolas, acariciándolas. Ella intentaba evitar con todas sus fuerzas que sus pezones se endurecieran, pero los acariciaba tan despacio y de manera tan suave que notaba como poco a poco la sangre fluía hasta ellos.

Sacó los dedos y agarrando la parte superior del sujetador, lo fue bajando hasta que sus pechos quedaron al descubierto.

Al cabo de un segundo notó como algo se deslizaba por su pecho derecho. Era… era… el le había escupido en la parte superior de su pecho y ahora notaba como su saliva iba descendiendo por su piel, dejando un rastro húmedo, aproximándose a su aureola. La notaba caliente, acercándose más y más a su pezón.

Ella sintió un escalofrío cuando llegó a su aureola, sólo le faltaban unos milímetros para que le tocara el pezón, y justo en esos momentos él acercó sus labios, sacó la lengua y le restregó toda la saliva contra su pezón. Después lo acarició con su lengua, lo recorrió a su alrededor, y comenzó a succionarlo muy lentamente, poco a poco, empezando en la punta del pezón y terminando por aspirar todo su pecho.

Entonces paró. Escuchó como se incorporaba y un segundo más tarde el sonido de una cremallera…

No se estaría bajando los pantalones?

Ya sabía de que era capaz ese pervertido, no estaba disp…
Y de pronto lo notó.

Sobre su pezón derecho.

Había apoyado la punta de su pene contra su pezón. Sólo la punta. Estaba allí quieta, sin moverse. Notaba perfectamente el calor y la humedad que desprendía. Casi notaba como palpitaba.

Empezó a moverlo, restregándolo contra su pezón, pero sólo la punta, muy despacio. Dando vueltas a su alrededor, como tratando de acariciarlo. Luego empezó a apretar hacia dentro, un poco, un poco más. Ella notaba como aquella cosa erecta hacía fuerza hundiéndole ligeramente su pezón. Después aflojó la presión para volver a apretar de nuevo.

Separó su pene de su pecho, pero sólo unos centímetros, aun podía sentir su calor. Lo había situado en la parte superior de su pecho, justo donde le había escupido antes.

No iría a escupirle de nuevo! Aquella sensación había sido muy desagradable.

Y de repente lo sintió de nuevo!

Le había vuelto a escupir!... o… no?...

No… aquello no era saliva… Notaba algo húmedo en la parte superior de su pecho, tan sólo un par de gotas, pero estaba caliente, muy caliente. Y era más líquido, porque notaba como descendía por su piel, como la iba humedeciendo por donde pasaba.

Pero si no era saliva…

No podía ser… otra vez no…

Pero la sensación era inequívoca: ese calor y el olor, muy leve, pero ahora era capaz de distinguirlo perfectamente.

Sintió un escalofrío al notar como aquel líquido le llegaba al pezón, envolviéndolo en su calor.

Volvió a poner la punta de su pene allí. Ahora lo notaba más caliente, palpitando al rojo vivo, y estaba muy húmedo. Lo estaba moviendo, moviéndolo alrededor de su pecho. Debía tener toda la punta empapada en aquel líquido asqueroso y lo estaba restregando contra todo su pecho.

De pronto notó como una mano le sujetaba el pelo justo detrás de la cabeza. Un segundo más tarde su pene se apartó de su pecho y sintió como él se aproximaba más hacia ella.

Qué estaba tramando?

Le llegó a su nariz el aroma punzante de su pene! Lo estaba acercando a su cara!!!

Intentó mover la cabeza y apartarla, pero no podía. Él la tenía agarrada por el pelo y el más mínimo movimiento le producía un dolor insoportable.

No querría ponerle esa cosa en la cara! Estaba empapada en una mezcla de saliva y orín.

Sintió como el olor se hacía cada vez más intenso. Debía estar a tan sólo unos milímetros de su boca… Intentó girar la cabeza hacia la izquierda para apartarse, pero fue un error: al moverla rozó sin querer con sus labios la punta de su pene, sintiendo como sus labios se impregnaban con aquella sustancia.

Instintivamente intentó girar la cabeza hacia el otro lado, pero volvió a ocurrir lo mismo y esta vez él aprovechó para acercarse un poco más, por lo que restregó toda la punta de su pene contra los dos labios.

Ahora sentía como estaban humedecidos por esa sustancia pegajosa.

Y de pronto él agarró con más fuerza su pelo para evitar que se siguiera moviendo y apoyó muy lentamente la punta de su pene en mitad de sus labios… Sólo la punta… muy poco… apenas rozando sus labios.

Ella sintió como el calor de su miembro le quemaba en los labios. Estaba duro y cada pocos segundos latía con fuerza. Su olor le invadía las fosas nasales.

Empezó a hacer fuerza hacia delante y ella notó como apartaba muy despacio los labios hacia los lados, introduciéndose poco a poco dentro de su boca.

Cuando estaba pensando en cerrar la boca con fuerza para que no se lo metiera dentro, el dijo:

- Ni se te ocurra cerrar la boca. Vas a ser una chica buena y me la vas a chupar toda. Si no ya sabes a dónde van a ir a parar los videos, creo que a tu jefe y tus compañeros de trabajo le encantarán descubrir tus jueguecitos sexuales.

Cada vez hacia más fuerza, pero muy lentamente, y ella notaba como la piel de su pene quedaba atrapada en sus labios y como la punta desnuda iba penetrando en el interior de su boca. Cada vez estaba más duro y más caliente.

- Vas a sacar la lengua y me la vas a chupar muy despacio, toda. Quiero que te la comas toda entera. Y si eres buena, y me la chupas bien quizás no me corra en tu boca…

Sólo en pensar en sentir su semen dentro de su boca le produjo un escalofrío.

- Apriétamela con los labios -le ordenó - quiero que la sujetes fuerte con tu boca… y no muevas la cabeza!

Haciendo un esfuerzo, ella juntó sus labios, sintiendo como oprimían su sexo. Estaba duro, pero a su vez las paredes se hundían un poco adaptándose a su boca. Ahora mismo estaba hirviendo.

Él comenzó a moverse hacia delante, y después hacia atrás.

- Ni se te ocurra moverte!

Se movía, mientras ella sujetaba su pene entre los labios. Notaba como la piel había quedado atrapada y como la punta de su miembro, desnuda , se deslizaba por su lengua hacia delante y hacia atrás.

Parecía que cada vez se la quería meter más dentro de su boca. Al principio había notado sólo un pequeño roce en la barbilla, pero ahora sus testículos le golpeaban con fuerza la parte inferior de su boca.

Si seguía así la iba a asfixiar.

Cada vez iba más rápido.

Más rápido… más rápido…

Ella notaba como dentro de su boca la humedad era mayor y se temía que de un momento a otro sentiría el calor de su semen en su boca… No sabría si podría aguantarlo, no sabría lo que haría cuando él le salpicara la lengua y los labios con esa sustancia…

Pero subitamente, él paró, retirando el pene de su boca.
Ella se dio cuenta de lo que iba a hacer: seguramente él quería eyacular en su cara, por encima de su boca, en sus labios, restregándoselo por toda la cara.

Sí… seguro que era eso…

Debía estar masturbándose delante de su cara, apretando con sus manos, para echárselo todo por encima…

Pero en cambio, situó sus manos en sus pechos, y cogiendo la tela del sujetador con cuidado, lo volvió a colocar en su sitio, dejando sus senos protegidos de nuevo.

Qué estaba haciendo? Se había acabado todo eso? No, no era posible.

Y de pronto notó como su mano se apoyaba en su tripa, moviéndose y buscando la parte superior del chándal. Llegó hasta su ombligo y allí se introdujo por debajo del pantalón y por debajo de las bragas.

Intentó cerrar las piernas, pero como las tenía atada a cada una de las patas de la silla, le resultó imposible.

De pronto notó como él apoyaba su pene contra sus pechos.


Estaba moviendo su mano hacia abajo. Notaba como sus dedos habían llegado hasta su vello. Pero eso no le detuvo, seguía descendiendo.

Si continuaba así…

No quería pensarlo…

Un instante después notó como la punta de sus dedos llegaban hasta su clítoris.
Allí se pararon.

Y empezó ha hacer una ligera presión, muy débil, hacia dentro, hacia abajo, hacia un lado. Al mismo tiempo estaba restregando su pene contra su sujetador.

Ella sentía como la sangre le hervia cada vez más, podía sentir como su clítoris se estaba endureciendo con cada roce, con cada movimiento. Ella quería evitar que se pusiera duro, pero no sabía cómo.

Cuando él sintió la pequeña rigidez en el sexo de ella, gimió y arremetió, con un movimiento de cadera, estrujando su pene contra los pechos de ella.

Estaba muy excitado, lo notaba, su respiración era más intensa de cadencia más rápida.

En esos momentos bajó sus dedos un poco más, buscando la entrada dentro de ella. Notaba como sus dedos estaban separándole los labios muy suavemente. Ella intentó contraerlos de alguna forma, intentó cerrar sus piernas, pero no conseguía nada. Lo único que lograba es que el roce con sus dedos fuera mayor.

Se notaba que él disfrutaba haciendola sufrir. Sentía como iba separando sus labios milímetro a milímetro, dejando su sexo al descubierto sin que ella pudiera evitarlo. Estaba disfrutando.

Y de pronto introdujo un dedo entre sus labios. En su sexo abierto.

Lo había metió sólo medio centímetro, pero era más que suficiente. Era como si le hubiera metido todo su pene dentro de ella.

Y muy suavemente, empezó a hacer fuerza. Era tan débil que tenía que concentrárse para notarlo, pero sin duda alguna estaba haciendo fuerza hacia dentro de ella…

Ella notaba como sus labios se separaban a medida que el iba introducía su dedo…

Y subitamente notó un calor en sus pechos. Por un momento pensó que era un escalofrío, pero no. No se trataba de eso. Era…

No podía pensar con claridad. Sentía como el dedo se introducía cada vez más dentro de ella, como lo movía muy despacio como tratando de rozarle los labios, tratando de anchear la entrada…

Pero ahora…

Notaba humedad en sus pechos, tanto en el derecho como en el izquierdo…

Notaba como si algo estuviera mojando su sujetado, como si lo estuviera empapando muy poco a poco, con pequeñas ráfagas. En algunas zonas estaba traspasando la tela y notaba como aquel líquido le mojaba la piel…

Y aquella mano… estaba cada vez más dentro de ella!

Tenía un dedo metido casi hasta el fondo, y con otro dedo le estaba acariciando los labios, el clítoris, lo metía apenas un centímetro para volverlo a sacar!! Lo metía un poquitín y lo sacaba de nuevo abriendo aun más sus labios!!

Y ese líquido…

Notaba como las pequeñas ráfagas continuaban mojando su sujetador. Notaba como se empapaba, como como algunas gotas le resbalaban por su su tripa… si no paraba dentro de poco le mojaría las bragas también…

Pero qué era aquello?

Estaba muy caliente… y tenía un olor que reconocía…

No era posible…

No era posible que le estuviera haciendo pis encima de su sujetador…

No pudo pensar más cuando sintió como el otro dedo se introducía dentro de ella separándole más aun los labios..


CONTINUARA…

No hay comentarios:

Publicar un comentario